Las terapias con bebés casi siempre tienen una repercusión inmediata; con el masaje infantil además de proporcionar comodidad y bienestar, podemos liberar tensiones para regular el equilibrio emocional y el tono muscular. Un exceso de actividad, estímulos o rigidez, pueden desbordar el estado del recién nacido provocando dificultad digestiva, llanto o problemas de sueño.

Por otra parte, a veces somos nosotras mismas las que nos desbordamos y esto genera mucho estrés. En algunos casos, se añade alguna dificultad: bajo peso, introducción de suplementos de leche infantil a pesar del deseo de amamantar, lo contrario, madres que se deciden por la lactancia artificial y sienten mucha presión de la sociedad en general.

Todo esto hace entrar en un círculo del que es difícil salir, dificultando aún más la problemática.

Con el masaje infantil, no se va arreglar la presión de la sociedad, eso está claro, pero conectando a un nivel físico y emocional con tu hij@, se consigue salir más fácilmente de estos círculos.

Ayudando al bebé a re-organizarse, a establecer un esquema armonioso que restaure  y equilibre todos los tejidos del cuerpo, conociendo cada trocito de piel, se afianza la seguridad y confianza en los cuidados, esto va a repercutir directamente en la mejora de salud de los dos.